De Fake a Paparrucha… cómo ser un nefelibata

Escribí una breve entrada en LinkedIn, donde decía que si en nuestros idiomas tenemos palabras que ya definen una idea, es de estúpidos ir a otra lengua a apropiarnos de alguna en un afán de esnobismo o abierta incultura.
Utilizaba como ejemplo una que se ha convertido incluso en un arma política y de manipulación de incautos. Me refiero al vocablo inglés “Fake”, que se utiliza para referirse a toda noticia que es una falsificación o imitación de la realidad. Cuando en castellano tenemos el vocablo “Paparrucha” (sonoro y bello) y que el RAE define en su primera acepción como:  Noticia falsa y desatinada de un suceso, esparcida entre el vulgo.

Eso me llevó a pensar en la cantidad de palabras hermosas que tenemos en nuestras lenguas y cómo sucede que a veces, al contrario que vimos en “Paparrucha”, existem vocablos que no tienen correspondencia en otro idioma. Algo que debería destrozar mentalmente a esos monolingües que hacen bandera de su infinita ignorancia al odiar cualquier idioma que no sea el suyo.

Pongo un par de ejemplos:

El verbo Rielar. Una hermosa palabra de la lengua castellana que no tiene correspondencia en mi lengua materna, el Català. Lo más cercano que he encontrado es el verbo Llambrar que significa: “Emetre raigs de llum per reflexió les aigües, els metalls, les pedres precioses, etc”. Como podéis ver, ni se acerca a la exactitud de lo que significa el primero.

¿Quiere decir eso que el Català es un idioma más pobre que el Castellano? En absoluto. Y para ello os pongo el caso inverso. La palabra catalana Letraferit que significa: “Amant de conrear les lletres”. Persona amante de cuidar, mejorar y educarse en las Letras. Aunque en este caso, el RAE, sí se dio prisa en adaptarlo al castellano pues podemos encontrar el vocablo Letraherido, sólo que su significado es mucho más pobre pues lo define como: “Del cat. lletraferit. 1. adj. Esp. Que siente una pasión extremada por la literatura”.

Podría poner más ejemplos, por supuesto, pero como no deseo hacerme más pesado de lo aconsejable y quiero hacerme un poco de publicidad, terminaré con una palabra castellana, un cultismo en desuso, que me enamoró desde la primera vez que lo leí, me refiero a la palabra: Nefelibata, cuyo significado es: “Dicho de una persona: Soñadora, que no se apercibe de la realidad”.

De ella sé que su origen etimológico procede del griego y está compuesto por ‘nephéle’ (nube) y ‘bátes’ (que anda). Según algunas fuentes se le atribuye al poeta nicaragüense Rubén Darío que la utilizó en un par de poemas que os invito a buscar.

Cierto, poco recorrido para un vocablo tan hermoso. Sea como fuere, a mí me sirvió para escribir un relato distópico del que me siento muy orgulloso que trata de los límites de la privatización de lo Público. En él, un grupo terrorista llamado Nefelibata, planea un hermosos atentado poético.

Termino con un párrafo del relato comentado antes, aquel en el que hablo de ellos presentándolos:

[…]
Acérrimos defensores de su liberación para que disciplinas tan hermosas como la poesía volvieran a ser de uso común y libre para todos. Se hicieron llamar: “NEFELIBATA” —un vocablo no controlado por «AdeLe» y cuyo significado, según rezaba en los antiguos diccionarios era: “Dicho de una persona soñadora, que no se apercibe de la realidad”—. Qué mejor nombre que ese para quienes no deseaban aceptar aquella realidad gris y se empecinaban en soñar un país con libertad de voz y de palabra.
[…]

Acerca de Manel Artero

Manel Artero, nacido en Barcelona, en el barrio de Poble Sec, dedicó gran parte de su vida a la informática, compaginando con ella su amor por la lectura y por la música. De esta última cursó un grado de Historia. Más tarde haría los tres cursos de narrativa y novela de l’Escola d’escriptura de l’Ateneu barcelonès que le abriría las puertas al mundo de la escritura del que siempre formó parte sin saberlo. Desde entonces ganado diversos premios en concursos de relatos. El más sobresaliente, el de la Asociación “El coloquio de los perros” de Córdoba. Compagina su tiempo entre la escritura y diversos talleres y charlas sobre música, lectura y cultura de paz, que imparte en Cerdanyola del Vallès. El ladrón de rostros es su primera novela. Editada originalmente en 2017 por la editorial Maluma y6 reeditada por su hijo, Roger Artero, en 2023.
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